El hombre tenía mil ideas... mientras no escribía, cuando no tenía ni un papel -y mucho menos un grabador a mano-, los títulos, los primeros párrafos, los epígrafes... todo giraba y giraba en su cabeza, le salían por las orejas y se plantaban frente a sus ojos. Todo bullía, era un iceberg que vertía sus aguas sobre un teclado imaginario...
Frente al teclado real, las ideas se fueron -¿Será por el comienzo del fin de semana largo, último de febrero?-; no, quizás por no tomar previsiones o por confiar en la memoria. Tal vez la falta de ejercicio profesional. Debe ser la llamada "crisis de la página en blanco" ó más exactamente de la pantalla en blanco. Alguna vez me dijo Caloi, en una de las varias entrevistas que le realicé, que los humoristas frente a ello y ante la entrega inminente del chiste pedido, recurrían al náufrago en la isla desierta ó más actual, al psicoanalizado y el psicoanalista.
¿Sabían el chiste del psicoanalista que estaba -obviamente- psicoanalizando a su paciente, ambos náufragos en una isla desierta? Perdón, me dejé llevar, es cierto que no soy humorista.
Bueno, en realidad estoy probando el blog, para ver cómo se van diagramando las notas. No vayan a creer que... en fin. Hasta la próxima...
P.D. El periodismo serio, no necesariamente debe ser acartonado, también puede ser simpático