Cuatro matrimonios treinta añeros. Ellos, amigos de toda la vida. Ellas, desde la época en que se fueron poniendo de novios. ¿Hijos? Claro, entre dos y tres cada uno, de entre 3 y 7 años, que la noche de los viernes, duermen con los abuelos, porque esos días, cual si fuera una religión, se juntan los cuatro matrimonios.
Los varones juegan al poker, algún pool cuando van a la casa de uno de ellos, feliz poseedor de una mesa nuevita. Por qué no un partido de fútbol ó NBA en el plasma de 42 pulgadas de otro…
Las mujeres, charlando en la cocina. Todo en perfecta armonía, hasta que las chicas, se cansaron “de tenerle la vela a la diversión de los varones”. Entonces, como consecuencia lógica, ellas comenzaron a salir mientras ellos “disfrutaban de una velada machista”. Al cine, al teatro, shopping y pizzería… Todo hasta la 1 ó a lo sumo 2 de la madrugada…
- Bien chicas -dijeron los varones casi a coro- Ustedes jueguen el primer tiempo como gusten, nosotros lo jugamos aquí. Después (ja ja), el segundo tiempo cada quien en su casa. ¿Tenemos un trato? (así nos dejan de romper las bolas mirándonos aburridas con cara de ¿Cuándo nos vamos?)
- Tenemos un trato, dijeron ellas al unísono.
Todo sobre rieles, hasta que una noche, cuando los ocho estaban reunidos y las chicas se aprestaban para salir, sucedió:
- Hoy nos vamos a ver strippers
- Comiendo… qué tiene de malo
Luego de cruces de opiniones, reunión de varones. Uno de ellos dice:
-Chicos, protesté para disimular, pero está bárbaro. Antes que griten les cuento, Carlitos de la oficina tiene un grupo de amigos y las mujeres se van a ver strippers, vuelven “pum para arriba” y después “pe pe pepepepe” en continuado. Leonas totales. Mi voto, no es negativo.
Las chicas se fueron y los resultados fueron los esperados: “pe pe pepepepe a finish”, “carnaval carioca, correntino y entrerriano todo junto”, “Lambada a morir”…
A partir de allí, cada viernes era: “chau leonas, jueguen el primer tiempo y después en casa jugamos el segundo”.
Todo iba bien, hasta que una noche:
- Ya son las 2 y media de la madrugada y las chicas no atienden el celular, sólo el mensaje de estamos bien… Teléfono, atiendo.
-En un boliche del conurbano, no saben lo que pasó. Vimos a los streppers como siempre y cuando nos veníamos, nos invitaron a pasar a la pista de bailes. No sabés qué linda, con luces de colores, bolas espejadas y muchos reservados oscuritos rodeando la pista. Resulta que ese boliche tiene una modalidad: a las 0.30, cuando termina el show, abren las puertas para los varones y las damas nos quedamos gratis. Entonces entraron como 300 tipos corriendo, parecían la publicidad de Quilmas. Imaginate, 300 leones hambrientos, 100 mujeres “pum para arriba”… El segundo tiempo lo jugamos aquí. Dicen las chicas que disfruten de su noche de hombres y nos esperen con el desayuno, nosotras llevamos las facturas porque volvemos a eso de las 8 de la mañana. Te digo, son 300 leones embravecidos y recién jugamos el segundo tiempo… de un partido… Pero para dentro de unos minutos, ¡Nos queda el resto del campeonato!