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UNA DECADA
UNA DECADA... + 2 AÑOS
Cuando el desafío es negar los cambios
Estos últimos 12 años, sin dudas, fueron los más trascendentes de nuestra existencia desde los lejanos tiempos de la Independencia. Dicho esto desde el punto de vista histórico y sin ningún tipo de banderías políticas. El por qué es muy sencillo: en el 2001 el país estaba al borde de su desaparición, estaba fundido. Desde lo económico, no tenía dólares en reserva y tenía una deuda externa que para nuestro PBI, era impresionante. Si el debate en 1983 era pagar o no la deuda, en el 2001 y puesto a comparar situaciones, era una discusión que vista a la distancia, parecía de un país que "casi" nadaba en la abundancia, porque en el 2001 simplemente no había ni miras de poder afrontar siquiera el compromiso de cumplir con el pago de los intereses de dicha deuda.
Por supuesto que a la gente no le iba mejor que al país. Las cacerolas ciertamente, se golpeaban por los dólares atrapados en el "Corralito" de De la Rúa - Cavallo, que en muchos casos era el producto de indemnizaciones por trabajos perdidos. No hay que olvidar, que muchísimos trabajadores perdieron sus empleos y quines los sostuvieron, en su mayoría sufrieron descuentos en sus salarios -los jubilados perdieron de una vez el 13% de sus míseras asignaciones- y el pago de los sueldos, se hacía cuando sus empleadores podían y en no pocos casos, querían. Lo importantes era conservar la fuente laboral. Pero aún hubo algo más grave: se saqueaba por comida. Esa fue la realidad de aquellos tiempos, que parecen tan lejanos...
Hoy, aunque las cacerolas suenen por dólares que no se pueden comprar al precio oficial para guardar, hacer turismo e invertir, no estamos en el paraíso. Es cierto que en diez años de gobierno kirchnerista se produjo una transformación impensada en el 2001. Si alguien hubiera dicho tras la caída de De la Rúa y con el default declarado por Rodríguez Saa, que en 6 años la Argentina se iba a desprender de los amos perpetuos, que era el FMI, pagando la deuda con una quita del 75%, se lo hubiera tildado de loco. Lo mismo quien dijera que los salarios junto con los estandares de vida se recuperarían... y muchos etcéteras más.
Lo dicho, no estamos en el paraíso, pero estamos a mucha distancia de la realidad que nos muestra Clarín y La Nación a través de la enorme cantidad de medios de comunicación que tienen a su disposición, comenzando por Jorge Lanata, empleado de Clarín y nuevo ídolo de la oposición argentina, quien en su pasado, no ahorró críticas que hoy parecen olvidadas y que ha intentado ocultar hacia su actual empleador. Dicen que todos tenemos nuestros muertos en el placard, pero algunos directamente tienen mueblerías para que aquellos, descansen más cómodos. La confiabilidad de Jorge Lanata para quien esta nota escribe es tan alta, que si dijera que 2 + 2 suman 4, trataría de consultar a los matemáticos más reconocidos para saber si es cierto. Por su programa pasan personajes que lucen impresentables, que desdicen en la semana y ante la Justicia lo que afirman el domingo. Presentan bóvedas distintas de las que algunos testigos afirman haber visto en etapa de construcción e incluso modelos exclusivos, que abren hacia adentro. No faltan quienes dicen haber visto valijas, llevado valijas... ¿Qué tenían adentro esas valijas? Nadie lo dijo. "Me dijeron", "No es un secreto en Calafate", "Todo el mundo lo sabe". Las cuentas de aquí, las de allá -tener cuentas en otros países y hasta bóvedas en sus casas, no es delito, éste está en no declarar aquí lo que se lleva a esos paises o depositan en sus cajas fuertes-, las valijas, los socios muertos...
¿Qué hace la oposición, además de seguir a Lanata? Nada. Hablan de unirse (volver a... en realidad, hay que recordar la triste experiencia del 2007, en donde arrancaron "comiéndose a los oficialistas crudos" y antes de los seis meses ya estaban todos separados), pero son distintos y no está mal que lo sean, porque eso es democrático. Lo que está mal es que se fuerce una unión a todas luces imposible desde el pensamiento político y más aún desde las ambiciones personales. Nadie quiere relegar puestos, aunque digan lo contrario. En lo que sí están de acuerdo, es en criticar al Gobierno: uno dice algo, los otros lo repiten aunque sean pavadas. Macri, bastante desgastado gracias a su gestión de 6 años al frente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quiere unirse con todos, pero a él nadie le estrechó hasta ahora la mano política, porque nadie lo quiere. Con De Narvaez se peleó, con Solá lo mismo -¿recuerdan aquel famoso "trio dinámico" formado alrededor del 2010 para las elecciones?- con los radicales: ¡Ni ahí! Con Binner, menos. Con el duo Pino - Lilita, ni pensarlo... hasta se le fue Lavagna. Pero Miguel del Cel le sigue siendo fiel, ahora para Macri sería mejor que el ex Midachi deje de hablar tanto. A propósito del "petiso", se disculpó por todas las barbaridades que había dicho en su oportunidad, pero no porque esas barbaridades fuesen producto de lo que pensó. En realidad, nadie tendría que pedir perdon por decir lo que piensa, sí hacerse cargo de su línea de pensamiento.
Todo hace suponer que a Ricardo Alfonsín, sus correligionarios no le van a permitir hacer alianzas en nombre del radicalismo, ya que en el 2011, su aguda visión política fue artífice del fenómeno Hermes Binner. Alfonsín (hijo) tejió una alianza con De Narvaez, que fue rechazada por el socialismo y el partido dejó de ser el (histórico) furgon de cola del radicalismo para aventurarse por si mismo. Los resultados están a la vista. Además De Narvaez repetía hasta último momento, a pesar del revés a nivel paliza sufrido en las Primarias, que él iba a ser el gobernador de la provincia de Buenos Aires y Alfonsín el presidente de la Argentina. Sinceramente y tomo la primera persona aunque en periodismo no se debe hacer, en dicha oportunidad entendía que los políticos deben mostrarse triunfalistas, pero ante la abrumadora inferioridad, no sabía si ellos creían en serio en lo que decían y por ello tenían una apreciación increiblemente distorsionada de la realidad ó si estaban mintiendo a un nivel tal, que me dio a pensar de que si con esa realidad mentían así, el techo de la mentira no existiría.
Sobre el piso tan bajo del impuesto a las ganancias, el único que toma dicha bandera es Moyano, el mismo al que lo califican de corrupto, "negro", ladrón, mafioso y "siguen las firmas". Pero es el único.
Que la década cambio, ni Lanata lo puede negar. Que se necesiten nuevos bríos, nombres, ideas, formas... Puede ser. Que no se ve a nadie en la oposición que pueda asumir ese compromiso, es una realidad, que se puede apreciar por contraposición: una respuesta brinda la gente cuando los "hasta ahora" no políticos llamaron a la gente a protestar y otra muchísimo menos numerosa, cuando la que llamó es la oposición "politicamente organizada".
Mientras tanto, la Patria debe seguir adelante. Pero con sus hijos, muchas veces no es tarea fácil.
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